Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Encontrar una definición de manera detallada o con una apariencia más o menos académica de la palabra Cybersleuth no ha sido sencillo. Tan solo en la página de la revista Pc Mag se puede hallar un intento por definir a siguiente:

 

(1) Persona que busca en Internet información sobre una empresa, tanto positiva como negativa, para mantenerse al corriente de la opinión pública. Se utilizan todos los medios de Internet, incluidos la Web, los grupos de noticias y las salas de chat.

 

(2) Persona que realiza cualquier tipo de trabajo detectivesco utilizando Internet.

 

Bien, una vez tenemos la definición, ahora nos tocaría traducir el término ¿No? Pues la traducción más aproximada sería la de “cibersabueso”. En estos días he podido comprobar como el término cybersleuth o en su original sleuth no han conseguido asentarse del todo dentro del vocabulario españo, ni tan siquiera su equivalente en castellano antes mencionada.

 

Hace unos días, durante el visionado en plataforma Netflix de una de esas series que acaban por convertirse en un placer culpable; Antracita (2023); su protagonista no para de definirse como una sleuth. Servidor, visionaba la misma comprendiendo en todo momento el significado de la dichosa palabrita de marras. No ocurría así con mi copiloto.

 

Tengo que escribir en honor a la verdad que los guionistas se lo curran en el momento en el que a modo de flashbacks espídicos; muy al estilo del fallecido director Tony Scott, acaban proporcionando al incauto espectador unas pistas sobre en qué consiste el internet sleuthing o el ser un cybersleuth.

El término se encuentra tan poco asentado que si uno realiza una búsqueda aleatoria en Google, el cibernauta va a acabar topándose con un montón de entradas relacionadas con el mundo de los videojuegos y uno de sus personajes más populares; Digimon.

El internet sleuth o cybersleuth alcanzó su salto de la clandestinidad al de las grandes masas globales tras la emisión de dos miniseries documentales: A los gatos, ni tocarlos: Un asesino en internet (2019,Netflix) sobre un potencial asesino en serie virtual o la que se encuentra en la plataforma HBO: El asesino sin rostro (2020) basada en el libro I’ll Be Gone in the Dark de la malograda autora Michelle McNamara (1970-2016) y publicado en España por la editorial RBA ( El asesino sin rostro: Una mujer a la caza del psicópata que aterrorizó California, 2018).

 

En ambos documentales, grupos de ciudadanos normales y corrientes, pero con mucho tiempo libre (al igual que quien suscribe estas palabras) tratan de resolver y acaban resolviendo dos casos criminales; de los que podríamos considerar como de perfil alto:

 

-En A los gatos, ni tocarlos: Un asesino en internet; identifican y localizan al asesino Luka Magnotta; un joven obsesionado con la película Instinto Básico (Paul Verhoeven, 1992) y el personaje interpretado por Sharon Stone; la escritora Catherine Tramell.

 

En el documental de Netflix, sus protagonistas, sin más pistas que unos videos subidos a YouTube por un usuario anónimo, acabarán identificando y proporcionando a la policía la identidad de un criminal, asesino en seri en potencia. En los mismos, se puede observar, aunque de manera parcial, como un individuo mata de manera cruel a unos gatitos. Sí, has leído bien, gatitos. Posteriormente, este maltratador animal pasará a incrementar sus instintos más sanguinarios acabando con la vida del estudiante de intercambio chino Jun Lin.

 

La serie no tiene desperdicio, pues nos recuerda en cierta manera a las buddie movies de los 80. Esas películas en las que dos protagonistas completamente antagónicos formaban un equipo, pese a sus reticencias, y resolvían cualquier tipo de contratiempo. ¿Qué puede salir mal juntando a un geek tecnológico con un animalista? Simplemente, nada.

 

En El asesino sin rostro (2020), Michelle McNamara, mujer del actor y comediante norteamericano Patton Oswald, al mismo tiempo que lidia con su maternidad y adicción a los opioides, consigue encauzar su investigación hacia la identidad del violador y asesino en serie Joseph James DeAngelo Jr, más conocido hasta ese momento en el país de las barras y estrellas como The Golden State Killer.

 

He dicho encauzar hacia la identidad del asesino porque por desgracia no llegó a gozar del resultado final de sus pesquisas puesto que falleció antes de tiempo.

 

En la investigación, Michelle y su equipo, aparentemente tan solo emplean el internet y todas aquellas herramientas que el ciberespacio proporciona a sus usuarios, ya sean de manera gratuita o de pago. Nada más lejos de la realidad. Durante el visionado de la serie, el espectador comprueba que tiene lugar algo que resulta inaudito.

 

Con algo de estupefacción, vemos como uno de los detectives del caso, conservaba en su casa todos los archivos policiales sobre el mismo. Desde fotografías en formato físico (no solo de las víctimas sino también de las escenas del crimen) hasta copias mecanografiadas de interrogatorios llevados a cabo a personas consideradas sospechosas de ser The Golden State Killer.

 

Todo este material se lo proporcionan a Michelle McNamara, dándole carta blanca para realizar con él todo aquello que le venga en gana.

 

 

¿Por anteriormente, aparentemente empleaban el ciberespacio o sus herramientas cibernéticas?

En la actualidad y gracias a Internet, todo el mundo es detective, ¿verdad? Antes he dicho que en los ejemplos expuestos si uno escarba un poco la superficie podrá comprobar en ambos casos que al final, siempre se acaba recurriendo a los archivos en papel o entrevistándose con aquellos policías o detectives que llevaron a cabo la investigación.

 

Incluso el remate final a dichas investigaciones suele venir dado por una persona de carne y hueso que, por algún casual de la vida, no fue interrogada en el momento de los hechos, bien por su temor a ser considerado sospechoso, bien porque nadie se puso contacto con él/ella o bien porque tampoco surgió de su persona el acercarse a las autoridades e intentar aportar algo de luz al asunto.  

 

Navegando por internet uno se puede encontrar con grupos como www.websleutsh.com (con casi 300.000 usuarios), www.uncovered.com (sin datos su número de usuarios) o www.sleuthsyndicate.com (sin más datos). Además de estas páginas citadas, uno se puede encontrar con decenas, si no cientos, de grupos y mensajes en redes sociales como Facebook o Reddit, dedicados a quienes dedican su tiempo libre a investigar crímenes sin resolver a través de Internet.

 

¿Os imagináis si mucha de esa gente que emplea su tiempo en internet a destilar odio, lo empleases en una acción tan altruista y encomiable como puede ser el investigar casos criminales abiertos? No, yo tampoco lo imagino.  

 

Hasta ahora os he hablado de la bondad del cybersleuth, web sleuth o simplemente sleuths. Hay que reconocer que cuando consiguen resolver un caso, todo son palmadas y artículos bondadosos en lo que a ello se refiere. Pero…¿Y cuando el resultado es el apuntar con el dedo a un ciudadano normal y corriente? O peor aún, ¿Y cuando la persona señalada por los guerreros del teclado (keyboard warriors en lengua inglesa) se trata de un familiar o amigo directo de la víctima?Es entonces cuando se dan situaciones como la que tuvo lugar durante el ataque terrorista en la maratón de Boston (2013). En ese momento muy poca gente sabía de la existencia de la red social Reddit.

 

Reddit es un sitio web de marcadores sociales y agregador de noticias en el que los usuarios pueden añadir textos, imágenes, videos o enlaces. Sus usuarios son mayoritariamente anglosajones y la mayoría de la actividad se realiza en inglés.

 

En los instantes inmediatos al atentado en Boston, los usuarios de Reddit que se encontraban muy próximos al lugar de los hechos o que eran familiares de espectadores que se encontraban allí, comenzaron a compartir todo tipo de fotos y videos narrando en tiempo real todo lo que está teniendo lugar allí.

Hasta ahí, todo normal ¿No? El problema comenzó cuando esos mismos usuarios comenzaron a compartir fotos de posibles “sospechosos”. 

 

Algunos cybersleuths llegaron a poner nombre y apellidos a los mismos, causándoles un sinfín de problemas. Su rostro había sido compartido miles, si no cientos de miles de veces, entre gente que comenzó a tacharlos de terroristas. Estas personas no tuvieron nada que ver con el ataque perpetrado por los hermanos Tamerlán Tsárnayev y Dzhojar Tsárnayev. Eran unos simples transeúntes que pasaban por la zona y cuyo único delito fue el tener la piel más oscura de lo normal. Más adelante escribiré una entrada en mi blog sobre esos hechos.

 

Al lector de este post he de explicarle lo que verdaderamente oculta este aumento de la presencia de internet sleuths, no solo en la vida real, sino en series televisivas y producción cinematográfica.

Si atendemos a las estadísticas de los últimos años proporcionadas por Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Atlanta o CDC (Centers for Disease Control and Prevention). Podemos observar lo siguiente:

 

Entre los años 2018-2022 se puede observar una media de 22685 asesinatos solamente durante ese periodo.

 

En el año 2015 surgió el proyecto el proyecto Murder Accountability una ONG estadounidenses sobre la importancia de contabilizar con precisión los homicidios sin resolver dentro de Estados Unidos.


Según su página web  entre los años 2018-2022 de los 93811 homicidios que tuvieron lugar en los Estados Unidos, tan solo se resolvieron 52169, es decir un 55,61% de los mismos.

Las cifras son perversas, puesto que ocultan la realidad subyacente de unos cuerpos policiales infra financiados, con problemas de reclutamiento y que al mismo tiempo se encuentran saturados de trabajo.

 

Tampoco se puede dejar de reconocer a los cybersleuths que en ocasiones han logrado resolver casos en los que han acabado o bien con el apresamiento del culpable de un homicidio o bien con la identificación de un cadáver abandonado en un paraje y al que se le había privado de su identidad durante años. En ocasiones hasta décadas como fue el caso del cadáver bautizado como Tent Girl o “La chica de la tienda de campaña” y qué creó toda esta “mitología” cultural sobre los cybersleuths.


El caso de Tent Girl, quien resultó ser Barbara Ann “Bobbie” Hackmann Taylor (1943-1967)fue hallada en realidad dentro de la funda de una tienda de campaña, pero ya se sabe cómo funciona esto del sensacionalismo periodístico.

 

Tent Girl está considerado como el caso primigenio del internet sleuth (o cybersleuth) en el que un ciudadano hasta entonces anónimo, Todd Mathews, y trabajador en una fábrica de piezas para coche, decidió dedicar gran parte de su tiempo libre en recuperar la identidad de la chica que un día fue la protagonista de una antigua historia narrada en vísperas de la celebración de Halloween.


Hoy en día hay mucha gente que se autodenomina “detective de Internet” pero no siempre ha sido así. Sería interesante juntar en una misma habitación a cybersleuths con keyboard warriors…(pensamiento intrusivo en una mañana de domingo).